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viernes, 15 de agosto de 2014

Ascensión al Puigmal

 El pasado 11 de Agosto, decidimos emprender la que sería nuestra primera aventura una vez creado GF Free Ride Team.

 La idea era ascender a la cima del Puigmal (2.913m) desde Vall de Nuria. Un objetivo, que en un principio, veíamos por encima de nuestras posibilidades (os confieso que somos "novatillos" en el tema y no estamos en una forma física como para hacerle sombra ni a los calcetines de Killian Jornet), pero ganas y entusiasmo no nos faltan.

 

 A las 05:30 salimos de casa con Odín (uno de nuestros perros) y dos mochilas con lo "necesario" (después nos dimos cuenta que el concepto "necesario" igual tendríamos que verlo desde otro punto de vista) y tras coger el tren-cremallera en Ribes de Freser a las 7:35, nos plantamos en Vall de Nuria a las 8 y poco.


 Nuestra primera alegría fue ver un castor a escasos metros nada más iniciar la marcha. El día prometía. 

 Siguiendo el curso del río dirección Finestrelles, hicimos un pequeño alto para un tentempié y empezamos el ascenso.


 Durante la primera hora y media tuvimos la ocasión de cruzarnos con más castores, caballos, vacas y hasta un grupo de cinco rebecos.






 A las dos horas de trayecto, nuestras piernas (acostumbradas a llano y fácil) empezaron a pedir auxilio y a las dos horas y media nos encontramos con la tirada más inclinada y el toque final de mega-subida.






 Fue entonces cuando empezamos a dudar si lograríamos la gesta, ya que las paradas se repetían con frecuencia para relajar un poco los músculos. Suerte de un ágil señor (hay que joderse lo flojos que estamos) que nos animó al decirnos que en apenas 150m teníamos ya la cumbre.
 Y así fue. Tras ver como nos adelantaban un padre con sus dos hijas pequeñas, una pareja de pre-jubilados y creo que hasta un caracol de las llanuras altas de la zona, llegamos a la cima.
 He de confesar que la emoción que sentimos en ese instante es difícil de describir.  Fue genial, una grata compensación por el sobre-esfuerzo empleado.





 Nos hicimos las fotos de rigor, contemplamos el impresionante paisaje, comimos cómodamente (ideal para bajar el peso de las mochilas) y después de echar un último vistazo a las imponentes vistas, nos decidimos a emprender el descenso (parecía fácil...).
 Fue entonces cuando aprendimos otra lección: bajar es más fácil que subir, pero cuando las piernas están más cargadas que la ametralladora de Johnny Rambo, vuelves a recordar que eres un aficionado y que estás en peor forma física que Espinete tras intentar escapar de una habitación forrada de velcro...



 Llegamos de nuevo a Vall de Nuria a eso de las cuatro y dimos un paseo por los alrededores, disfrutando de unos refrigerios gaseosos a 2€ la lata (manda narices), haciendo tiempo para coger el tren-cremallera de las 4:50 hacia Ribes de Freser, donde teníamos aparcado el coche.


 Resumiendo: una experiencia inolvidable!!

 Por cierto, os presentamos al que menos sufrió de los tres, a pesar de hacer casi dos veces el mismo recorrido que nosotros y mas fresco que una rosa el tío. Éste es Odín y os manda un saludo!


Hasta la próxima aventurilla y gracias!

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